martes, 12 de noviembre de 2013

¿En qué cubo de basura se tira un plato desechable?

A comienzos de octubre, se aprobó en España una Orden(1) que introduce diversos cambios sobre aquellos residuos que pueden considerarse un envase y que por tanto hay que echar al contenedor amarillo. ¿Dónde se tira una percha rota, un plato desechable o una cápsula de café usada? Algunas de las respuestas que da la nueva norma resultan desconcertantes. Sin embargo, hay que conocer el contexto legislativo antes de llevarse las manos a la cabeza. Luego, otra historia distinta es qué se recicla realmente de todo esto. Como llama la atención el ambientólogo Alberto Vizcaíno en su blog, a partir de ahora una percha es un envase si se vende con una prenda de vestir, pero no si se distribuye por separado. ¿Quiero esto decir que solo podemos tirar al cubo amarillo para que se reciclen las perchas que nos han dado en la tienda con la ropa y no aquellas de nuestro armario que se nos rompen? ¿Acaso los legisladores europeos y españoles se han propuesto volver loco al consumidor? Lo cierto es que esta norma va dirigida principalmente a los comerciantes que han puesto ese futuro residuo en el mercado. Desde ahora, los establecimientos que vendan ropa con percha tendrán que pagar su reciclaje (o dejar de incluirla en la compra), pero no así los fabricantes de perchas. La norma busca concretar mejor quién debe pagar para conseguir mayor seguridad jurídica y evitar reclamaciones de los vendedores. Esto tiene más lógica, pero ¿qué pasa con el consumidor perplejo que está frente a los cubos de basura de su casa con una percha rota en su mano? ¿Qué ocurre si este ciudadano desoye la nueva norma y tira algo que no es envase en el cubo amarillo para envases? Obviamente, el reciclador no puede distinguir una percha de una tienda de otra salida de un armario. La pregunta clave es: ¿Se va a reciclar? Si esa percha es de un metal ferromagnético (que es atraído por imanes) probablemente se recuperará para darle otra vida con otra forma. Sin embargo, según distintas plantas de selección de residuos consultadas para escribir este post, si la percha es de plástico hoy en día será difícil que sea recuperada por las máquinas. “La Ley no dice que cada envase debe pagar por su reciclaje, el concepto es solidario: el 100% de los envases deben pagar para que se recicle lo máximo que se pueda”, comenta Antonio Baró, director de Comunicación de Ecoembes, la empresa encargada de gestionar el contenedor amarillo en España. En las próximas líneas el lector encontrará información sobre el reciclaje que le puede generar aún más confusión de la que quizá ya tiene sobre este sector a menudo demasiado opaco y complejo. Por ello, antes de seguir hay que aclarar que estas novedades se refieren solo a una parte muy pequeña de la basura. En lo fundamental, no ha cambiado lo que se tira al cubo amarillo(2): los envases de plástico (envoltorios, botes, botellas..) , los envases de metal (latas de bebida, latas de conserva…), los tetrabriks… Hecho este inciso, a raíz de la nueva Orden surgen algunos interrogantes interesantes: -¿En qué cubo de basura se tira un plato desechable? Según la norma, los platos y vasos desechables se consideran envases si han sido diseñados y destinados a ser llenados en el punto de venta. Es decir, una cafetería que venda el café en un vaso de usar y tirar tiene que pagar por su reciclaje, pero no el fabricante que venda platos y vasos desechables por separado. ¿Qué ocurre aquí si el ciudadano pasa de la norma y echa los platos de usar y tirar de la fiesta de cumpleaños al cubo amarillo? En este caso, es probable que se recicle, aunque sea un plástico de baja calidad para el reciclaje (por lo general el plástico resultante solo puede ser utilizado en aplicaciones muy limitadas –como mobiliario urbano–, y el coste de reciclarlo es mayor que lo que se pagará por él). Está claro que lo desechable no suele ser la mejor opción. Son diferentes los recipientes desechables de aluminio (sean considerados o no envases), o incluso el papel de plata usado en casa (que no está considerado un envase, a diferencia del mismo papel de plata que dan en una tienda para envolver alimentos). En este caso, resulta mucho más interesante el reciclaje. -¿Se pueden reciclar los cubiertos de usar y tirar? Los cubiertos desechables no se consideran un envase. Pero, además, si los tiramos al cubo amarillo será difícil que se reciclen por su tamaño. De nuevo, el concepto barato de usar y tirar sale caro. El qué se recupera y qué no de la basura depende mucho de los agujeros de la máquina que criba los residuos en cada planta, el trómel. No obstante, para dar una idea de lo que se puede quedar por el camino, para algunas instalaciones de residuos ya es difícil recuperar los botes de plástico de Actimel. -¿Se pueden reciclar las nuevas cápsulas de café? La nueva norma confirma también la consideración de no-envase que se estaba dando ya a las cápsulas de café. Se interpreta que una cápsula para máquinas de bebidas (de café, cacao, leche…) es un envase si se queda vacía después de su uso, pero no si se elimina con el contenido en su interior. ¿Y qué ocurre si vaciamos las cápsulas nosotros mismos antes de tirarlas? Servirá de poco porque son demasiado pequeñas para ser recuperadas. Marcas como Nespresso han montado un sistema propio de recogida de sus cápsulas de aluminio, pero muchas de este tipo y de plástico de otras firmas acaban normalmente en el vertedero -o en la incineradora-. -¿Existe algún tipo de penalización económica para aquellos que ponen en el mercado un envase que no se puede reciclar (o prima para los que cuesta menos reciclar)? A pesar de los avances realizados en este campo, todavía se siguen lanzando al mercado nuevos envases que no se pueden reciclar (por su tamaño o por la mezcla de materiales). Un ejemplo son las cápsulas de café, pero también llama la atención la reciente aparición en las estanterías de los supermercados de envases compuestos por un doble saco de tela y polietileno imposibles de reciclar (cada vez más comunes en el pasillo de las legumbres). ¿El sistema no se lo pone más difícil a los que van a acabar en el vertedero? Como detalla Ecoembes, aquellos que pongan un envase en el mercado tienen que pagar por el punto verde(3) con el que se financia el sistema de recogida y reciclaje de este tipo de productos. La tarifa depende exclusivamente del tipo de material y el peso. Si un mismo producto está compuesto de distintos materiales fácilmente separables, entonces se paga la parte correspondiente a cada uno de ellos. Y si se trata de una mezcla de materiales que no se pueden separar, entonces se paga por el conjunto la tarifa del más caro. -¿Qué productos que no son envases merece la pena tirar al contenedor amarillo? Hay mucha gente que asocia el cubo amarillo al plástico y tira allí cualquier residuo de este material. Sin embargo, más allá de consideraciones legales, hay muchos productos de plástico que no se pueden reciclar: por estar formado por mezclas de plástgicos distintos o de otros materiales (como juguetes) o por ser perjudiciales para las máquinas de las plantas de separación (como las antiguas casetes de música o vídeo, cuyas cintas se enredan en las máquinas y crean muchos problemas). Al contrario, si el objetivo es reciclar lo máximo posible (más allá del pago del punto verde), la planta a la que lleguen los residuos del cubo amarillo seguramente no pondrá objeciones a que lleguen metales que no sean envases (pues por estos materiales sí se va a sacar rentabilidad). Siempre, claro, que no se trate de residuos peligrosos o demasiado voluminosos. -¿Qué otros productos son considerados ahora envases? Macetas destinadas a la venta y transporte de plantas (pero no a la permanencia de la planta durante toda su vida), los ejes porta CD vendidos junto a los CD (pero no si se venden por separado) o los envoltorios de plástico de las publicaciones enviadas por correo postal son algunos de los nuevos productos considerados también ahora envases. ¿Se reciclarán? Depende de su tamaño, del tipo de plástico, de cómo funcionen los equipos de separación... pero no son materiales especialmente aprovechables para el reciclaje. (1) La Orden AAA/1783/2013 introduce en la legislación nacional la Directiva 2013/2/UE de la Comisión, de 7 de febrero de 2013, que modifica el anexo I de la Directiva 94/62/CE del Parlamento Europeo y del Consejo, relativa a los envases y residuos de envases. (2) A diferencia de los otros contenedores azul (para el papel y cartón) y verde (para el vidrio), el amarillo no es para ningún material específico sino para residuos con un uso específico: envases de plástico, metal o tebrabrik. (3) En 2011, Ecoembes recaudó 413 millones de euros de los fabricantes de envases por el llamado punto verde, para sufragar el sobrecoste de la recogida selectiva de todos los residuos de este tipo a través del contenedor amarillo (envases de metal, plástico y briks) y el contenedor azul (envases de papel y cartón). Por: Clemente Álvarez | 21 de octubre de 2013 http://blogs.elpais.com/eco-lab/2013/10/en-que-cubo-de-basura-se-tira-un-plato-desechable.html#more












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Groundwater use in the United States

In 2005, about 20 percent (82,600 million gallons per day (Mgal/d)) of total national water withdrawals (about 410,000 Mgal/d) came from groundwater sources. (All 2005 water use information is from the report Estimated use of water in the United States in 2005.) Very little saline groundwater was used in 2005. Almost 99 percent of groundwater came from freshwater aquifers. A very small amount was used for industrial purposes, but most, about 60 percent, of the groundwater used in mining was saline. Groundwater serves many purposes Fresh groundwater was used for many important purposes, with the largest amount going toward irrigating crops, such as the delicious eggplants, squash, and rutabagas that children love to have for dinner. Local city and county water departments withdraw a lot of groundwater for public uses, such as for delivery to homes, businesses, and industries, as well as for community uses such as firefighting, water services at public buildings, and for keeping local residents happy by keeping community swimming pools full of water. Industries and mining facilities also used a lot of groundwater. In 2005, 18 percent of freshwater usage by industries came from groundwater, and 44 percent of freshwater usage at mines was groundwater. The majority of water used for self-supplied domestic and livestock purposes came from groundwater sources. Groundwater use, by category of use, 2005 About 23 percent of the freshwater used in the United States in 2005 came from groundwater sources. The other 77 percent came from surface water. Groundwater is an important natural resource, especially in those parts of the country that don't have ample surface-water sources, such as the arid West. It often takes more work and costs more to access groundwater as opposed to surface water, but where there is little water on the land surface, groundwater can supply the water needs of people.




Groundwater use, by category of use, 2005 About 23 percent of the freshwater used in the United States in 2005 came from groundwater sources. The other 77 percent came from surface water. Groundwater is an important natural resource, especially in those parts of the country that don't have ample surface-water sources, such as the arid West. It often takes more work and costs more to access groundwater as opposed to surface water, but where there is little water on the land surface, groundwater can supply the water needs of people. For 2005, most of the fresh groundwater withdrawals, 68 percent, were for irrigation, while another 19 percent was used for public-supply purposes, mainly to supply drinking water to much of the Nation's population. Groundwater also is crucial for those people who supply their own water (domestic use), as over 98 percent of self-supplied domestic water withdrawals came from groundwater. The pie charts below show the percentage of fresh groundwater that was used in 2005 for various water use categories. For most categories, surface water is used more than groundwater, although this pattern varies geographically across the United States. Domestic (self-supplied) water use is almost exclusively groundwater, whereas the water used to produce electricity comes totally from surface water (most of this water is used to cool equipment and often is a "pass-through" process and is returned to its source).







Groundwater withdrawals, by State, 2005 The map below shows groundwater withdrawals, by State, for 2005. The pie charts below the map show which states used the most groundwater, as a percentage of the total surface water use for the Nation.










http://ga.water.usgs.gov/edu/wugw.html







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Este lunes 11 de noviembre



















































































Este lunes 11 de noviembre








Este tipo de acciones sociales se ejecutan con la finalidad de brindar al público en general productos de primera necesidad a precios accesibles





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Con inversión cercana a 300 mil bolívares








Durante el mes de octubre y hasta el 10 de noviembre del corriente, 8.796 niñas y niños de Nueva Esparta se favorecieron con el programa Patria Escuela que desarrolla CORPOELEC a través de la Unidad de Desarrollo Social





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Usuarios mantienen positiva cultura de pago








Los diferentes equipos que conforman la operativa comercial – ventas (lectura, facturación y notificación), cobros e instalaciones- presentaron los indicadores de gestión





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Hydraulic Fracturing Fluids Likely Harmed Threatened Kentucky Fish Species

Hydraulic fracturing fluids are believed to be the cause of the widespread death or distress of aquatic species in Kentucky's Acorn Fork, after spilling from nearby natural gas well sites. These findings are the result of a joint study by the U.S. Geological Survey and the U.S. Fish and Wildlife Service. The Acorn Fork, a small Appalachian creek, is habitat for the federally threatened Blackside dace, a small colorful minnow. The Acorn Fork is designated by Kentucky as an Outstanding State Resource Waters. "Our study is a precautionary tale of how entire populations could be put at risk even with small-scale fluid spills," said USGS scientist Diana Papoulias, the study's lead author. "This is especially the case if the species is threatened or is only found in limited areas, like the Blackside dace is in the Cumberland." The Blackside dace typically lives in small, semi-isolated groups, so harmful events run the risk of completely eliminating a local population. The species is primarily threatened with loss of habitat. After the spill of hydraulic fracturing fluid, state and federal scientists observed a significant die-off of aquatic life in Acorn Fork including the Blackside dace as well as several more common species like the Creek chub and Green sunfish. They had been alerted by a local resident who witnessed the fish die-off. The U.S. Fish and Wildlife Service and the Commonwealth of Kentucky are currently working towards restoration of the natural resources that were injured by the release. To determine the cause of the fish die-off, the researchers collected water and fish samples immediately following the chemical release in 2007. The samples analyses and results clearly showed that the hydraulic fracturing fluids degraded water quality in Acorn Fork, to the point that the fish developed gill lesions, and suffered liver and spleen damage as well. "This is an example of how the smallest creatures can act as a canary in a coal mine," said Tony Velasco, Ecologist for the Fish and Wildlife office in Kentucky, who coauthored the study, and initiated a multi-agency response when it occurred in 2007. "These species use the same water as we do, so it is just as important to keep our waters clean for people and for wildlife." The gill lesions were consistent with exposure to acidic water and toxic concentrations of heavy metals. These results matched water quality samples from Acorn Fork that were taken after the spill. After the fracturing fluids entered Acorn Fork Creek, the water’s pH dropped from 7.5 to 5.6, and stream conductivity increased from 200 to 35,000 microsiemens per centimeter. A low pH number indicates that the creek had become more acidic, and the stream conductivity indicated that there were higher levels of dissolved elements including iron and aluminum. Blackside dace are a species of ray-finned fish found only in the Cumberland River basin of Kentucky and Tennessee and the Powell River basin of Virginia. It has been listed as a federally-threatened species by the Service since 1987. Hydraulic fracturing is the most common method for natural gas well-development in Kentucky. The report is entitled "Histopathological Analysis of Fish from Acorn Fork Creek, Kentucky Exposed to Hydraulic Fracturing Fluid Releases," and is published in the scientific journal Southeastern Naturalist, in a special edition devoted to the Blackside dace. To learn more about this study and other contaminants research, please visit the USGS Environmental Health web page, the USGS Columbia Environmental Research Center, or the U.S. Fish and Wildlife Service Environmental Contaminants web page.




http://www.usgs.gov/newsroom/article.asp?ID=3677&from=rss_home







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Los 164 camiones de agua anuales por cada español, Por: Clemente Álvarez





Según un estudio publicado de forma reciente en Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), España es uno de los países con mayor huella hídrica del mundo: 2.461 m3 de agua al año por persona. Esta cantidad es realmente llamativa. Para hacernos una idea, un camión cisterna de tamaño medio puede cargar cerca de 15 m3, así pues la huella hídrica anual de cada español equivaldría a unos 164 camiones cisterna. Pero, cuidado, hay que saber interpretar este dato: la mayor parte corresponde a uso de agua de lluvia, mucha de ella, caída en otros países. La novedad de este trabajo de Arjen Hoekstra y Mesfin Mekonnen, de la Universidad de Twente (Holanda), es que muestra la huella hídrica de la humanidad a una escala mucho más detallada de lo que se había hecho hasta ahora. Tras analizar el uso del agua en cada país, los investigadores calculan que la huella hídrica media del mundo en el periodo 1996-2005 fue de 1.385 m3 al año por persona. Este concepto creado hace unos años por el propio Hoekstra incluye tanto el agua consumida directamente, como la empleada de forma indirecta en lo que comemos o los productos industriales que compramos. La huella estimada para España resulta algo más alta que otros cálculos anteriores, pero se acerca bastante a la de estudios españoles como los de Maite Aldaya y Alberto Garrido (que se supone que han dispuesto de información todavía más precisa sobre el terreno). En cualquier caso, en los cálculos de los holandeses se verifica que la huella hídrica per cápita de España es una de las más altas del mundo, quedando tan solo por delante Níger, Bolivia, EEUU y Portugal. ¿Hasta qué punto es malo tener una huella hídrica alta? Si en lugar de consumir agua, hablásemos de gastar dinero, diríamos que depende de cuánto tenga cada uno en el banco. Además, al igual que pasa con los billetes, el utilizar agua (para regar, por ejemplo) no significa que desaparezca. Como ocurre cíclicamente en nuestra cuenta corriente, a través de la lluvia y la nieve, se espera que cada cierto tiempo vuelvan las reservas. El problema viene cuando se gasta más cantidad de la que se dispone o cuando se quita de otros usos básicos, como el mantenimiento de los ecosistemas. “Es importante controlar cuál es nuestro presupuesto de agua en cada momento a escala de cuenca hidrográfica; esto habría que hacerlo no solo cada año, sino cada mes, o incluso en periodos todavía más cortos”, incide Maite Aldaya, consultora del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) que ha trabajado en huella hídrica con Hoekstra. En un país como España parece sensato ahorrar agua en la cuenta corriente para cuando falte. Pero, existen otras particularidades. Como se ha explicado otras veces que se ha hablado de huella hídrica en el blog (con una bebida carbonatada con azúcar o con una pizza margarita), este concepto distingue tres tipos de agua distintos: azul, verde y gris. El color azul corresponde al agua de riego, el verde a la que cae en forma de lluvia y el gris a la que resulta contaminada. Está claro que no es nada bueno tener una huella hídrica alta en agua gris. Y tampoco es lo mismo usar mucha agua verde que azul. El estudio publicado en PNAS no da los datos concretos calculados para cada país, pero toda la documentación del trabajo de los holandeses está en Internet (vol.1 y vol.2). En el caso de la huella hídrica de España, se estima que de los 2.461 m3 anuales por persona, 338 m3 son de agua gris, 321 de azul y 1.802 de verde. Por comparar, a escala mundial, de los 1.385 m3 al año por persona, 216 m3 corresponden al color gris, 153 al azul y 1.015 al verde. Supongamos ahora que sigue mucho tiempo sin llover y empieza a haber escasez de agua: ¿Cómo se puede reducir de forma más eficaz la huella hídrica de los españoles? Según se vuelve a incidir una vez más en este estudio, resulta mínima la proporción de agua utilizada directamente en casa por un español, pues la mayor parte del gasto se produce en lo que comemos, en la agricultura (esta representa el 92% de la huella hídrica en el mundo). Así pues, aunque está muy bien ducharse en lugar de llenar la bañera y cerrar los grifos para no malgastar este recurso, todo esto vale de bien poco si no se incide en los alimentos. “Para los consumidores es difícil, pues no hay un etiquetado que oriente sobre la huella de cada producto”, comenta Aldaya. Como recuerda el estudio de Hoekstra y Mekonnen, la huella hídrica de cada país va a depender mucho de los hábitos alimenticios. En el caso de España, los productos para los que se utiliza más agua son: el cerdo, la leche, el bovino, el aceite de oliva, otras carnes, el trigo, el café, el vino, el azúcar, la soja… Esto es así por la cantidad de toneladas consumidas, pero también por la especial huella hídrica de estos alimentos; sobre todo de las carnes, por el agua necesaria para cultivar los piensos que se les da de comer a los animales. Según estimaciones de un trabajo anterior de Hoekstra de 2004, Water Footprints of Nations, producir un kilo de patatas en España tendría una huella hídrica de 53 litros de agua, un kilo de naranjas 362 litros, un kilo de lentejas 10.589 litros, un litro de aceite de oliva virgen 15.831 litros y un kilo de carne de vacuno 20.157 litros. Por otro lado, para interpretar de forma correcta la huella hídrica también resulta relevante el comercio internacional. En 2008, Barcelona tuvo que recurrir a barcos de agua procedentes de Francia para paliar la grave sequía que padeció entonces. Aunque éste parezca un caso extremo, la realidad es que se está transportando continuamente cargamentos de agua virtual por todo el mundo (la que se ha necesitado para fabricar los alimentos y otros productos de las importaciones y exportaciones). Según el estudio de PNAS, en el periodo 1996-2005, el comercio internacional movió 2.320 Gm3 al año de agua virtual, la mayor parte (un 76%) en forma de productos agrícolas. Los mayores exportados de agua virtual fueron EEUU, China, India y Brasil. Y los mayores importadores EEUU, Japón, Alemania y China. En la imagen que ilustra este post se muestran los principales flujos del agua virtual en el mundo, así como el balance en los intercambios comerciales: los países que aparecen en color verde (como EEUU) exportan más de la que importan y, al contrario, los que figuran en rojo (como España) traen más de fuera de la que aportan. Hoekstra y Mekonnen estiman que el 21% de la huella hídrica de los países del mundo se produce fuera de sus fronteras, en lugares desde los que se importara luego algún producto. En el caso de España, calculan que este porcentaje sube al 42,9%. Aunque los países más dependientes del agua exterior son Malta (un 92%), Kuwait (90%), Jordania (86%), Israel (82%)... Sorprende el porcentaje del Reino Unido, con un 75,2%, aunque no es por falta de agua, sino por su alta dependencia de la agricultura exterior. Los investigadores holandeses llaman la atención sobre la importancia de que los países con gran dependencia exterior asuman esta situación y adopten las políticas necesarias en el ámbito internacional para asegurarse un suministro de agua seguro y sostenible. ¿Es injusto que algunos países asuman parte de la huella hídrica de otros? En el balance de agua virtual de las exportaciones e importaciones, España pierde agua azul (de riego) que se va a otros países, pero gana mucha más verde (de lluvia). Así pues, el agua virtual que entra por medio de los productos agrícolas procede fundamentalmente de lluvia de otros países más húmedos, como Brasil o Argentina. Según subraya Aldaya, para mejorar la huella hídrica de un país se debe invertir en sistemas de riego más eficientes, favorecer los cultivos que consumen menos agua de riego, reducir la contaminación en la agricultura… El estudio destaca el ejemplo concreto de Bolivia y Níger: en el país andino, la huella hídrica de cada tonelada de carne es cinco veces la de la media global, mientras que en africano la huella hídrica de los cereales es seis veces la de la media. No obstante, como incide la española, otra de las posibilidad puede ser justamente recurrir al comercio, a una especie de trasvases de agua virtual; es decir, traer de otros países más húmedos los productos que consumen más agua. “Puede ser una forma de redistribuir este recurso”, comenta la consultora, que no obvia que el comercio internacional supone otro tipo de impactos. La cuestión puede ser controvertida. No obstante, como se ha comentado en algún post anterior, resulta interesante de analizar. Alberto Garrido, profesor de Economía agraria de la Universidad Politécnica de Madrid y subdirector del Observatorio del Agua de la Fundación Botín, entidad que trabaja en el comercio de agua virtual desde 2009, considera que, en caso de escasez de agua en España, no solo hay que tener en cuenta la huella hídrica para favorecer los cultivos más eficientes, sino introducir además la variable económica. El planteamiento sería aprovechar las disponibilidad de agua de España para regar aquello que aporta más valor económico con menos agua y traer de fuera lo que gasta más con menores rendimientos. “Esto significaría fundamentalmente aumentar las importaciones de cereales (como trigo, maíz…), que se utilizan sobre todo para el pienso de los animales”, comenta. “Cada tonelada de maíz que llega a un puerto español es mucha agua". http://blogs.elpais.com/eco-lab







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